COBRE-VENUS

COBRE

Descripción

El cobre es un oligoelemento presente en todos los tejidos del cuerpo en cantidades que oscilan entre 75 y 100 mg. Durante el crecimiento el mayor porcentaje se encuentra en los tejidos en desarrollo. Desempeña un papel en la respiración porque participa en la síntesis de hemoglobina, la sustancia que transporta el oxígeno en la sangre. Participa en la producción de colágeno y del neurotransmisor noradrenalina. El cobre también es uno de los antioxidantes más importantes de la sangre y previene el enranciamiento de los ácidos grasos poliinsaturados y ayuda a que la membrana celular se mantenga saludable.
El cobre está presente en muchas enzimas que descomponen o construyen tejidos corporales. Contribuye a la conversión del aminoácido tirosina en un pigmento oscuro (melanina) que colorea el cabello y la piel. También participa en el metabolismo de las proteínas y en los procesos de curación. El cobre es necesario para la síntesis de fosfolípidos, sustancias esenciales en la formación de las membranas protectoras de mielina que rodean las fibras nerviosas. El cobre juega un papel en el proceso de oxidación de la vitamina C y colabora con esta vitamina en la formación de elastina, componente fundamental de las fibras elásticas de los músculos del cuerpo. El cobre es necesario para la formación de una buena estructura ósea. También es necesario para la producción de ARN.

Entre los alimentos más ricos en cobre recordamos el hígado, los cereales integrales, las almendras, las hortalizas de hojas verdes, los moluscos, los crustáceos, los riñones, las nueces, la melaza, la coliflor, los aguacates, las menudencias, los huevos, las aves y las legumbres secas (especialmente la soja). El porcentaje de cobre en las hortalizas varía según el contenido de minerales del suelo en el que se cultivan. La mayoría de los mariscos contienen buenas cantidades de cobre. El agua potable puede ser una de las principales fuentes de cobre, que recoge a lo largo de su paso por las tuberías de cobre (el agua menos dura es la que más recoge). El cobre también se encuentra en la cerveza, las cacerolas de cobre, la leche pasteurizada, los insecticidas y el agua de pozo y del grifo.
Asimilación y almacenamiento
El cuerpo utiliza aproximadamente el 30% del cobre ingerido. La absorción se produce en el estómago y la parte superior del intestino. El cobre pasa del intestino al torrente sanguíneo 15 minutos después de la ingestión. La mayor parte del cobre de los alimentos se elimina por las heces y la bilis, una pequeña cantidad se elimina por la orina. El mineral suele estar presente en alimentos que contienen hierro porque el hierro necesita cobre para ser absorbido.

El cobre se almacena en los tejidos; encontramos las concentraciones más altas en el hígado, el corazón y el cerebro. Los huesos y músculos tienen menores concentraciones de cobre, pero debido a su masa, contienen más del 50% del cobre total presente en el cuerpo.
Los suplementos de zinc y manganeso en una proporción de 20 a 1 aumentan la eliminación de cobre a través de la orina. En algunos estudios realizados en ovejas se encontró que el molibdeno impide la absorción de cobre. Las personas que tienen niveles excesivamente altos de cobre en sangre pueden beneficiarse del consumo de alimentos que contengan mucho azufre, como huevos, cebollas y ajo. Esto ayudará a eliminar el cobre del cuerpo. También es beneficioso consumir pectina, una sustancia que se encuentra debajo de la cáscara de las manzanas.

Dosis y toxicidad

El Consejo Nacional de Investigación (EE.UU.) recomienda una ingesta dietética diaria de 0,4 o 0,6 mg para recién nacidos de hasta 6 meses, y de 0,6 o 0,7 mg para los de hasta 1 año. Los niños de 1 a 3 años deben tomar de 0,7 a 1,0 mg, de 4 a 6 años la dosis es de 1,0 a 1,5 mg, y de 7 a 10 años, de 1,0 a 2,0 mg. Los adolescentes y adultos deben tomar de 1,5 a 3,0 mg. Estas dosis son seguras y equilibradas. La persona promedio ingiere de 2,5 a 5,0 mg por día. La proporción zinc-cobre es de 10 a 1 (10 veces más zinc que cobre) y debería permanecer así tanto en condiciones normales como en caso de enfermedad. Esto significa que la dosis diaria recomendada de zinc oscila entre 15 y 30 mg, mientras que la de cobre oscila entre 1,5 y 3 mg. El desequilibrio entre estos dos minerales puede provocar problemas de tiroides. Debido a la presencia de otros antagonistas, también se deben incluir de 50 a 200 microgramos de selenio y de 50 a 100 microgramos de molibdeno. Los niveles de cobre se pueden medir mediante análisis de sangre, orina y cabello. La dosificación de estos minerales para fines precisos puede resultar difícil y debe realizarla un médico capacitado.

El cobre en pequeñas cantidades no es tóxico para los humanos: un adulto puede tomar hasta 35 mg al día sin riesgo de intoxicación. La configuración bioquímica de algunos individuos los predispone a la acumulación de cobre. Uno de estos casos es la enfermedad de Wilson, un raro trastorno genético resultante del metabolismo anormal del cobre, que provoca una acumulación excesiva de cobre en el hígado, el cerebro, los riñones y las córneas de los ojos. Este trastorno provoca enfermedades irreversibles del sistema nervioso central, cirrosis hepática, degradación de la córnea y provoca daños renales y cerebrales. Las personas que padecen esta enfermedad no deben tomar suplementos de cobre.

Siempre se ha creído que un exceso de cobre en el organismo podría provocar graves trastornos mentales; sin embargo, no existe evidencia científica seria que respalde esta tesis. El cobre puede ser uno de los factores responsables de algunos tipos de esquizofrenia en personas con niveles bajos de histamina y niveles anormalmente altos de cobre en la sangre. En estos casos las pruebas deben ser realizadas por un médico cualificado. También se han encontrado dosis de cobre demasiado altas o demasiado bajas en personas que padecen trastornos emocionales; Estos problemas también pueden ser causados ​​por hipoglucemia o desequilibrios de neurotransmisores. El cobre también puede acumularse como defensa contra estas dolencias. Un exceso de cobre en la sangre puede agravar la hipertensión (debido al uso de anticonceptivos orales o al tabaquismo), puede provocar tartamudez, autismo, hiperactividad infantil, toxemia del embarazo, tensión premenstrual (la actividad hormonal aumenta los niveles en sangre), depresión, insomnio, senilidad, calvicie prematura, tinnitus (zumbidos en los oídos), pigmentación facial, dolor en las articulaciones, hipoglucemia funcional, cirrosis hepática, hipoproteinemia, deficiencia de niacina, infecciones, infartos, leucemia y enfermedades mentales. El uso prolongado de pastillas anticonceptivas puede provocar aumentos excesivos o deficiencias de cobre en la sangre que conducen a un aumento de los niveles de colesterol. Algunas formas de anemia en las que el hierro es ineficaz pueden indicar un nivel de cobre demasiado alto. La anemia hemolítica, la hemoglobinuria y la ictericia son causadas por una liberación repentina de cobre en el torrente sanguíneo.

El nivel de cobre sérico puede aumentar con el uso de píldoras anticonceptivas. Los estudios en mujeres embarazadas han demostrado que un nivel alto de cobre provoca una disminución de la cantidad de hierro en el cuerpo y una deficiencia de molibdeno. El nivel de cobre sérico, aumentado por los estrógenos, aumenta progresivamente durante el embarazo. Después del parto, se necesita un periodo de 2 a 3 meses para que el nivel de cobre vuelva a la normalidad. Este exceso de cobre puede provocar depresión y otros trastornos propios del posparto.
En experimentos con ratas, los niveles elevados de cobre aumentaron la cantidad del mineral en el hígado y el cerebro, provocando algunas muertes. El exceso de cobre también dañó la función de una enzima basada en zinc y provocó un aumento de peso en las glándulas suprarrenales, un indicador de estrés.
Se han encontrado altas cantidades de cobre en personas con enfermedades cardíacas, hipertensión, nefritis, anemia falciforme, cambios de humor, depresión y eczema. Los niveles de cobre aumentan en personas afectadas por hemocromatosis, una enfermedad caracterizada por una acumulación de hierro debajo de la piel. Sin embargo, resultó que los niveles elevados en los pacientes con cáncer no son la causa sino la consecuencia de la enfermedad.
Entre los síntomas de la intoxicación encontramos náuseas, vómitos, dolor epigástrico, dolor de cabeza, mareos, debilidad, diarrea y sabor metálico en la boca. Los casos de intoxicación más graves pueden provocar taquicardia, hipertensión, ictericia, uremia, coma y muerte.

Efectos y síntomas de la deficiencia.

Aunque las deficiencias de cobre son prácticamente desconocidas, se han encontrado niveles bajos de cobre en la sangre en niños con anemia debido a deficiencia de hierro o cobre, edema y kwashiorkor. Los síntomas de deficiencia incluyen debilidad general, dificultad para respirar y llagas en la piel. Cantidades insuficientes pueden provocar una mala utilización del hierro y las proteínas, diarrea y retraso en el crecimiento. También se ha encontrado deficiencia de cobre en bebés prematuros y en personas enfermas alimentadas por vía intravenosa. En caso de deficiencia, los glóbulos rojos tienen una vida más corta y los glóbulos blancos son insuficientes. Se han registrado casos de enfisema en cerdos con deficiencia de cobre.
Un aumento del zinc en la dieta puede provocar una deficiencia. Las personas en riesgo de sufrir deficiencia son aquellas que consumen grandes cantidades de fructosa o antiácidos, y aquellas que han estado tomando grandes dosis de vitamina C durante mucho tiempo. La deficiencia también puede ocurrir en niños alimentados con leche de soja. La deficiencia puede alterar el desarrollo de la estructura ósea, los nervios y el tejido pulmonar, y puede provocar un desarrollo deficiente del colágeno, la desintegración de las concentraciones de neurotransmisores y una disminución de la pigmentación de la piel. El tejido conectivo se daña fácilmente y los huesos se desmineralizan. El síndrome de Menkes, una enfermedad causada por la deficiencia de cobre, causa cabello enredado, aneurisma, retraso en el crecimiento, deterioro cerebral e incluso la muerte.
Las personas afectadas por esprúe y enfermedades renales pueden tener deficiencia. La ingesta de grandes dosis de zinc puede provocar una deficiencia de cobre.

Efectos beneficiosos en las enfermedades.

El cobre actúa con el hierro en la formación de hemoglobina, contribuyendo así al tratamiento de la anemia. Es eficaz en la prevención y tratamiento del edema y kwashiorkor en niños. El mineral podría tener efectos positivos en personas expuestas al humo del cigarrillo y a la contaminación ambiental. Los estudios en animales han demostrado que el cobre puede tener un efecto protector contra tumores causados ​​por sustancias químicas y contra algunos virus de ARN que pueden causar tumores en humanos. También puede tener un papel protector contra la carcinogénesis y prevenir el desarrollo de tumores.
El superóxido de cobre y zinc actúa como agente antioxidante y antiinflamatorio. Puede aliviar los síntomas de la osteoartritis y la artritis reumatoide. El cobre contenido en las joyas es absorbido por la piel al sudar. Las inyecciones de un complejo liposomal de cobre y SOD (superóxido dismutasa, sustancia que elimina los radicales libres responsables de las enfermedades) han dado efectos positivos en casos de artritis reumatoide, lupus eritematoso, enfermedad de Crohn, esclerodermia, dermatomiositis y necrosis severa inducida por radiación ( pérdida de tejido).
El cobre protege contra los radicales libres preservando la resistencia estructural de las membranas donde tienen lugar las reacciones. También parece influir positivamente en el sistema inmunológico.

EL COBRE PUEDE SER EFICAZ EN EL TRATAMIENTO DE LAS SIGUIENTES ENFERMEDADES:

órganosEnfermedades
CabelloCalvicie
HuesoArtritis
Osteoartritis
Osteoporosis
Pieldermatomiositis
Úlceras por presión
esclerodermia
Sangre/Sistema circulatorioAnemia
Leucemia
GeneralEdema
Contaminación ambiental
Cáncer
Kwashiorkor
lupus eritematoso
enfermedad de crohn
Necrosis por radiación
Sistema inmunológico (prevención)
Tumor
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